domingo, 7 de diciembre de 2014

La idea de muerte según las edades

 la muerte para el niño

El concepto de muerte, como todos, se establece en el niño a raíz de un aprendizaje y se desarrolla a lo largo de los distintos momentos de su vida. Para poder llegar a entender el concepto de muerte completamente hay que interiorizar:
-          Universalidad de la muerte: todos los seres vivos mueren
-          Irreversibilidad de la muerte: los fallecidos no regresan
-          No funcionalidad: el cuerpo deja de funcionar al morir
-          Causalidad: razones de la muerte

Ninguno de los estadios que se establece a continuación es un norma, puede que haya niños que estén en una etapa distinta a su edad, y depende de los padres el ajustar la comunicación a las características específicas de cada niño.


De dos a seis años
En esta etapa no se han adquirido completamente términos como tiempo y muerte. Por esta razón, los niños de esta edad no suelen considerar la muerte como algo definitivo, para ellos la muerte es algo reversible.

El pensamiento mágico es otra de las características que desempeñan un papel importante a esta edad, por lo que establecen formas de cambiar esa situación de forma mágica.
Estos niños se toman de forma literal las advertencias que los adultos les dan, cosa que no se suele tener en cuenta a la hora de hablar con el niño sobre una muerte. Puede que, si no se les aclaran ciertas cosas, el niño mantenga un sentimiento de culpa y no elabore correctamente el duelo.

Por ejemplo, una niña que está jugando a la pelota y recibe el mensaje de su abuela, molesta, de que pare ya porque va acabar matándola con el ruido; cuando la abuela fallece al poco tiempo, la niña establece que la muerte la ha causado ella.
Otro ejemplo sería el caso de un niño que escucha decir que el abuelo había muerto mientras dormía, “fue muy pacífico, se quedó dormido y murió”. Ese niño no querrá irse a dormir o quedarse dormido a partir de ese momento, porque tendrá miedo de no despertar, como el abuelo.


De seis a nueve años
Los niños entre seis y nueve años a menudo ven la muerte como algo violento que se presenta y se te lleva. En este estadio la muerte está personificada, por lo que en muchos casos, cuando oyen hablar de que alguien ha muerto preguntan quién lo ha matado.

A pesar de que los niños de este grupo de edad han empezado a entender la irreversibilidad de la muerte, a menudo mantienen parte del pensamiento mágico, sobrevalorando el poder de sus pensamientos y deseos.
Pueden aceptar que la muerte es algo definitivo y que alguien ha muerto, pero no aceptan que la muerte es algo que llega para todo el mundo.

Otra característica de estas edades es el miedo a que la muerte sea contagiosa, algo que se transmite incluso por una vía indirecta, como jugando con un niño al que se le ha muerto algún familiar.


De nueve a doce años
Conforme el niño crece desarrolla un agudo sentido de la moralidad, de lo que es una comportamiento bueno y uno malo. A menudo los niños consideran la muerte como un castigo por un mal comportamiento.

A esta edad se interesarán por los detalles biológicos de la muerte, y ya pueden procesar la mayor parte de la información que se le daría a un adulto.
Sin embargo, no por eso podemos suponer que un niño sabe las mismas cosas que un adulto, sobre todo si acaba de sufrir una pérdida.

También es ésta una época de creación de teorías, por lo que se puede escuchar de ellos que la muerte es una forma de eliminar gente para que haya sitio para los que han de nacer, por lo que pueden razonar que por cada muerte hay un nacimiento.

Los niños de este grupo de edad van más allá de preguntarse qué es la muerte. Para ellos la importancia de una muerte radica en los aspectos prácticos: si el estilo de vida seguirá siendo el mismo, quién lo llevará al colegio o le preparará la merienda, o quién ganará dinero para mantenerlos.


Adolescencia
En esta etapa, la mayor parte de los niños entenderán tan bien como los adultos lo que ocurre cuando una persona muere. 

La pubertad trae una nueva serie de cuestiones, puesto que observan de forma muy clara y en su propio cuerpo los signos del crecimiento o envejecimiento que hace posible la muerte.
En esta etapa ya no es necesario explicar la muerte como hemos ido viendo anteriormente, pero sí sigue siendo muy necesario permanecer cerca de ellos, para ayudarles a comprender sus emociones y manejarlas, enseñarles cómo actuar en estas crisis. Necesitan una orientación, comprensión, alguien con quien hablar.


En esta etapa pueden reaccionar a la muerte con sentimientos de culpabilidad, responsabilidad e ira: “Si hubiera…”, y seguramente adquieren una mayor conciencia de la vulnerabilidad de sus padres.




Espero que os ayude. Y ya sabéis, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribir en el espacio de comentarios o al correo! psicologiacreciendo@gmail.com

Higinia Fernández Peña
www.psicologiacreciendo.com

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