Dentro de las
responsabilidades de los padres en la educación de los hijos está una muy
importante que solemos olvidar: enseñar a los niños a frustrarse.
Todos conocemos las famosas
frases: La vida es injusta o No siempre se consigue lo que se quiere.
También es algo sabido por todos que los padres siempre quieren darle todo a
sus hijos.
¿Cómo preparar entonces a los niños para una vida en la que van a
encontrar limitaciones a la vez que les ofrecemos todo lo que podamos darles?
Quizá el problema es que esto
último no está lo suficientemente especificado: los padres deben darle a sus
hijos todo…lo que necesitan. Porque
tenemos la idea errónea de que darles todo lo que nosotros no pudimos tener o
ceder a sus peticiones les va a ayudar, que así van a ser felices, e incluso
que nos van a querer más.
Una
persona feliz no es aquella que no se equivoca nunca o aquella que siempre
consigue todo lo que quiere. Todas las personas cometen errores, y a todas
las personas les cuesta conseguir lo que quieren. Es parte de la condición
humana. Una persona feliz, es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende
de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva.
Si
evitamos a nuestros niños y niñas las frustraciones, llegará un día
irremediablemente en el que tendrán que enfrentarse a esto y no podrán
hacerlo porque no tendrán los recursos emocionales para ello. Debemos
ver la frustración y los errores como parte de la vida, y por lo tanto es
nuestra responsabilidad hacer que estén preparados para ello
Se entiende por frustración el
estado de decepción que aparece
cuando esperamos realizar un deseo y nos
vemos impedidos de hacerlo por cualquier motivo.
Los niños no saben
distinguir necesidades básicas de lo que son sólo deseos. Somos los padres
los que debemos ayudarles a diferenciar una cosa de la otra poniendo límites a
sus constantes peticiones, facilitando así la experiencia de darse cuenta de
que no siempre pueden tener sus deseos satisfechos inmediatamente.
De esta forma irán aprendiendo a aceptar
que sentir cierta molestia o demora en la realización de esos deseos es algo
inevitable, es decir, aprenderán a tolerar la frustración dándose cuenta de que
hay ciertas limitaciones, tanto en ellos como en el ambiente que les rodea.
Higinia Fernández Peña
www.psicologiacreciendo.com
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