Cada
persona tiene sus propios mecanismos para enfrentarse al dolor, y cuando el
niño pasa del duelo a la curación, necesita un cuidado continuado, alguien que
le acompañe en la experiencia, con quien
se sienta libre de expresarse y descargar sus sentimientos.
Como
ya se ha señalado, el proceso de cómo reaccionan los niños ante una muerte y
cómo superan el duelo suele estar influido por el comportamiento de los adultos
que lo rodean.
Por ello, hay
una serie de recomendaciones para esas personas de su entorno, de forma que el
niño pueda elaborar el duelo de la mejor horma posible:
§
Obtener información y leerla sobre la cultura del duelo y el luto, para establecer una ayuda
positiva. Incluso leed un libro juntos sobre el dolor y el duelo.
§
Normalizar la situación.
§
Educar en el duelo.
§
Permitir que hable de la persona fallecida.
§
Mantener la rutina de vida, para crear
estabilidad al niño.
§
Saber usar el silencio para escuchar sin más,
sin aconsejar, simplemente dejar al niño descargarse emocionalmente.
§
Estar siempre dispuesto a escuchar los
sentimientos que conlleva el abatimiento del duelo: rabia, dolor, tristeza,
soledad…
§
Tomar la iniciativa y llamar o buscar al niño en
vez de esperar a que él lo haga.
§
Apoyar al niño a que exprese sus sentimientos de
dolor y tristeza por la pérdida y permanecer a su lado mientras lo hace.
§
Respetar (aunque no se comparta) las formas de
expresar el dolor y de recuperarse del niño.
§
Apoyar la realización de cualquier actividad
para mantener la salud y prevenir enfermedades durante el duelo, donde las
defensas están más bajas.
§
Mantener el contacto de comunicación establecido
aunque hayan pasado los primeros días o semanas.
§
Dedícales un tiempo
§
Permanece a su lado
§
Deja que los demás te ayuden
§
Abandona las ideas preconcebidas sobre cómo los
niños deben llorar la muerte de un ser querido.
§
Recurre a un grupo de apoyo.
§ Estar alerta para diferenciar cualquier reacción que pueda llevar a pensar que el niño necesita ayuda profesional: llorar en exceso durante largos períodos, rabietas frecuentes y
prolongadas, cambios extremos en la conducta, patentes cambios en el
rendimiento escolar y las notas, retraerse durante largos periodos de tiempo,
falta de interés por los amigos y las actividades que solían gustarle,
frecuentes pesadillas y problemas de sueño, dolencias físicas como frecuentes
dolores de cabeza, pérdida de peso, apatía, insensibilidad y falta general de
interés por la vida y pensar negativamente en el futuro durante mucho tiempo o
no interesarse por él.
El
libro de Alan Wolfelt, “Consejos para niños ante el significado de la muerte”, se
dirige a niños entre 6 y 12 años en duelo, proponiendo 100 consejos o ideas
para que ellos mismo se ayuden durante una etapa de duelo.
Podríamos
resumir estas ideas en varios grupos según los tipos de consejos:
§
Entender lo que significa duelo
§
Respetar el duelo
§
Derechos del niño en duelo (a reír, a sentirse
contento, a estar triste, a llorar…)
§
Formas de expresar el dolor (llorar, dibujar,
rezar…)
§
Ser paciente con uno mismo (hay días especiales
donde el dolor vuelve con más fuerza…)
§
Valoración del presente
§
Formas de recordar a la persona fallecida
(cuaderno de recuerdos, guardar algo que le perteneciera…)
§
Realizar actividades nuevas (apuntarse a algún
club…)
§
Actividades de ocio o recreativas para el niño
(salir a la calle, ir a jugar con amigos…)
§
Hacer ejercicio
§
Crear cosas o realizar actividades manuales
creativas
§
Expresar sentimientos a las personas cercanas
(decir a sus padres que los quiere, hablar con sus abuelos, con sus hermanos,
con otros niños que estén en duelo…)
§
Crear un ambiente ordenado para tener un marco
colocado donde sentir control (ordenar la habitación, mantener una vida
“normal”…)
§
Avisar a un adulto ante señales de que el duelo
no está siendo bien elaborado (si las notas bajan, si le cuesta jugar, si esta
siempre triste…)
Espero que ayude. Y ya sabéis, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribir en el espacio de comentarios o al correo! psicologiacreciendo@gmail.com
Higinia Fernández Peña
www.psicologiacreciendo.com
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