Estamos con la vuelta al cole (aunque este año el Corte Inglés no le ha puesto banda sonora), y eso, aparte de traer olor a libro nuevo y la emoción de estrenar estuche, significa también elegir actividades extraescolares.
Hoy en día hay muchas opciones:
¿Lo apunto a un deporte? Y si es así...¿a cuál? ¿Fútbol o baloncesto para que aprenda a jugar en equipo?¿Atletismo para que desfogue?¿Judo, kárate o defensa personal para que aprenda disciplina y autocontrol?
¿Baile?¿Música?¿Patinaje? Saber nadar también es importante...pero claro, si hablamos de importancia lo primero son los idiomas...el inglés es un básico, pero dicen que el alemán y el chino son los idiomas del futuro.
Luego además se junta la posibilidad de que nuestro hijo necesite el apoyo de una academia o profesor particular para determinadas asignaturas.
Finalmente terminamos por decidir una de cada y hoy en día cada vez conozco más niños que tienen agendas más apretadas que muchos directivos de empresa.
Todo esto no significa que esté en contra de las actividades tras el colegio. Considero que hacer deporte es algo muy beneficioso para cualquiera, no sólo los niños, y que aprender cosas nuevas puede ser maravilloso. Pero ahí está el truco: se trata de que resulte divertido, de que lo disfruten. No nos empeñemos en forzarles a ir a un deporte por sus beneficios si no le gusta, porque puede que haya otro que le encante y tenga otras ventajas.
Queremos que todo lo que hacen nuestros hijos tenga una aplicación práctica para su futuro. Les estamos creando un curriculum desde que cumplen los cinco años, y se nos está yendo de las manos.
Ojo, esto es como todo, hay que ver cada caso y a cada niño. Entiendo que hay niños que odian el inglés y les "obligan" a ir a una academia para que no suspendan y poder pasar de curso, porque quizá repetir les hiciese sufrir más que acudir dos horas a la semana a una clase.
Pero otra cosa es que nos empeñemos en llevar a un niño a natación porque es "necesario" aprender a nadar cuando él lo que querría es jugar al hockey. Para aprender a nadar siempre tendrá tiempo, no es algo esencial y le quita un tiempo que podría usar para jugar o disfrutar en su hockey.
De lo que se trata es de dejar que ellos puedan opinar en la elección de sus extraescolares y, sobre todo, de no cargarlos con demasiadas. Recordemos que son SUS extraescolares, que no tienen que estar basadas en nuestro criterio de qué es lo más beneficioso para su futuro o en qué nos hubiera gustado hacer a nosotros de pequeños, y que cuando lleguen a casa todavía tienen deberes por hacer.
También recordemos que tienen derecho a cambiar de gustos con el tiempo, así que puede que lleven años bailando ballet y de pronto decidan cambiar y usar esas horas para estudiar italiano, o incluso que decidan dejar de hacer extraescolares porque la cantidad de horas de deberes o estudio va aumentando con los años y puede que quieran esa hora de violín simplemente para descansar.
Y, sobre todo, recordemos que la actividad extraescolar más importante de un niño es jugar. Reservadles un tiempo en ese horario para jugar cada día, aunque eso signifique no poder estudiar chino de momento. Y si ese tiempo de juego es con vosotros...mucho mejor.
Como siempre, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribir en el espacio de comentarios o al correo: psicologiacreciendo@gmail.com
Higinia Fernández Peña
www.psicologiacreciendo.com
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