miércoles, 4 de febrero de 2015

Familia, pareja y amigos de un paciente

Llevo un tiempo dándole vueltas a la idea de dirigir un post para las personas que son cercanas a los pacientes, porque me he dado cuenta de que existen muchos artículos que explican cuándo acudir a terapia o qué señales existen para buscar ayuda, pero están todos dirigidos al momento previo a tomar la decisión, tanto si los lee la persona que busca ayuda como si lo hacen sus familiares y amigos.

Generalmente, cuando una persona (niño o adulto) decide acudir a consulta, acumula unos conocimientos y experimenta una serie de cosas de las que quedan excluidas las personas que lo rodean y que son muy importantes porque constituyen su entorno y su grupo de apoyo.
El paciente es el que pasa tiempo en la sala de espera, el que sabe el camino al despacho, el que conoce el despacho por dentro y lo siente como un lugar cómodo e íntimo, y el único que conoce lo que ocurre allí dentro.

Con los niños normalmente los padres también participan en este proceso, o al menos en mi consulta yo los hago partícipes del proceso y hablo con ellos un rato cada sesión para ver cómo han pasado la semana y poder darles pautas para la siguiente. 
Sin embargo, es cierto que el resto de familiares y amigos no comparten esta experiencia. La gran mayoría no ha acompañado jamás al niño, por lo que no sólo no conocen al psicólogo, sino que no saben cómo es físicamente el lugar al que va esa persona y donde pasa una hora a la semana, ni en qué consiste y cómo se desarrolla el proceso terapéutico.


En mi opinión este es un fallo que cometemos los psicólogos. Sí que es cierto que es casi imposible hablar con todos los familiares, amigos, pareja de un paciente, pero creo que al menos sí debemos hacerlo con las personas con las que convive, aunque sea en una sesión grupal.

Porque muchas veces estas personas no entienden por lo que está pasando el paciente, ya que los problemas psicológicos y emocionales no son problemas que se vean, ni son cosas con las que nos podamos relacionar fácilmente. 
Todo el mundo puede darse cuenta de que alguien con un pie roto siente dolor, que necesita escayola y que no debe apoyar el pie, incluso aunque a nosotros no nos haya pasado nunca; sin embargo, no todo el mundo es capaz de entender lo que siente alguien que presenta ataques de ansiedad, porque para empezar no entienden por qué sienten ansiedad ante cosas que son tan "fáciles de afrontar", o por qué alguien con depresión simplemente no se "anima" o se obliga a salir y a pensar en positivo. 

Solemos "castigar" a las personas que necesitan una ayuda profesional, porque no entendemos cómo es que no lo pueden solucionar solos, o porque la solución a su situación nos parece tan fácil que creemos que no se está esforzando lo suficiente. 
Esta es la razón por la que creo que los familiares, amigos y pareja de los pacientes deberían hablar con el psicólogo o consultarle sus dudas. Para comprender mejor, para poder aceptar y así ayudar, para ser impulsores de cambio y gente en la que esa persona se pueda apoyar.



Espero que ayude. Y ya sabéis, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribir en el espacio de comentarios o al correo! psicologiacreciendo@gmail.com


Higinia Fernández Peña
 www.psicologiacreciendo.com