Un divorcio siempre va a afectar a los hijos. No podemos evitar el impacto que les va a producir, pero sí podemos atenuarlo.
Cuando dos personas decidan separarse, lo que rompen es su relación como esposos, como pareja, pero un divorcio no destruye su relación como padres de los hijos en común. Eso significa que el objetivo de ambos sigue siendo el bienestar de esos hijos, por lo que debemos dejar a un lado los problemas que tengamos a nivel personal cuando de ellos se trata.
Las reacciones, impacto y consecuencias de un divorcio depende de muchos factores: edad, características personales del niño, explicaciones recibidas, continuidad de la relación con ambos progenitores, acuerdos o desacuerdos entre los padres, grado de hostilidad entre los mismos...Pero en general podemos guiarnos por una serie de pautas que se pueden adaptar a cada situación.
No sólo se trata de explicarle los cambios, sino también de decirle qué cosas no van a cambiar. Es importante intentar que mantengan, en lo posibles, su entorno y rutina habituales (seguir viviendo en la misma casa, ir al mismo cole...), ya que les hace más fácil adaptarse a un cambio tan grande como es que uno de sus padres ya no conviva con ellos.
Para que esa separación se haga más llevadera, además de recordarle lo mucho que se le quiere a pesar de estar separados, ayuda que el niño hable todos los días con el progenitor que se haya ido, o lo que es mejor, que pueda pasar un rato con él (que lo recoja del cole o lo lleve al parque, le ayude a hacer deberes...). En general, que las rutinas que tenía con esa figura no desaparezcan.
Una de nuestras posibles respuestas ante estos cambios, un menor tiempo pasado con el niño o verlos afectados, tristes o enfadados puede ser la de sobrecompensar, dedicándole una atención excesiva (ayudar demasiado con los deberes, por ejemplo), regalando cosas por miedo a que nos olviden o nos quieran menos, dejando que ellos decidan y "manden"...No se nos puede olvidar que, aunque es un proceso difícil y podamos ser más flexibles o comprensivos con algunos aspectos, seguimos siendo los padres y debemos mantener unos límites y una rutina.
En todo momento es importante actuar de forma consensuada, ser padres implica tener unas mismas pautas educativas, para que exista una estabilidad entre las dos casas que va a tener el niño a partir de ahora, por lo que habremos de intentar negociar y acordar las cosas con el otro progenitor antes de nada. Esto significa mantener una comunicación fluida por el bien del niño en los temas que tienen que ver con los hijos, ya que debemos evitar usarlos de mensajeros o intermediarios. Intentemos que esta comunicación o conversaciones sean de forma privada, para que el niño no vea discusiones ni peleas.
El mensaje tiene que estar adaptado a la edad del niño y no hace falta dar demasiadas explicaciones sobre los motivos, sino simplemente explicarles que los padres a veces dejan de estar de acuerdo en cosas importantes, que la convivencia se hace problemática y que creen que lo mejor para todos es separarse, pero que es un problema de los mayores, que ellos no son culpables de nada ni pueden hacer nada para cambiarlo, y que en ningún caso eso va a cambiar la relación que tenemos con ellos, ni vamos a dejar de quererlos. Los padres nunca dejan de querer a sus hijos.
Tampoco tengamos miedo si hay cosas que aún no están habladas o pactadas, simplemente se les puede decir que estamos hablándolo para encontrar una buena solución, no pasa nada por admitir que hay cosas que no sabemos, lo importante es que sepan que nos vamos a encargar de ello.
Tanto en esta primera conversación como a lo largo de todo el proceso, hay que darles confianza para que pregunten todas las dudas que tengan, que puedan expresar sus sentimientos con libertad y que sepan que pueden hablar del tema con nosotros si lo necesitan y que seremos sinceros con ellos, aunque en ningún caso hablaremos mal del otro progenitor. Tampoco podemos esperar ni apoyar que sientan odio o enfado hacia uno de los padres.
Espero que os ayude. Y ya sabéis, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribir en el espacio de comentarios o al correo! psicologiacreciendo@gmail.com
Higinia Fernández Peña
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